Se ha creído por mucho tiempo que lo urbano y lo natural no pueden convivir en un mismo lugar, que para que uno exista el otro debe aplacarse o desaparecer, pero esto no puede ser más incorrecto, ambas fuerzas pueden convivir y desarrollarse en un mismo espacio si siguen ciertas medidas y parámetros, la zona protectora de Caracas, Venezuela, el Municipio El Hatillo es prueba de ello. Este municipio creó y utilizó el sistema de gestión ambiental para que el ser humano pudiese intervenir y establecerse en la naturaleza que existe en la zona, pero sin dañarla de forma grave y permanentemente.
Si bien las leyes impuestas por la gestión ambiental no se cumplen a la perfección, si se logra ver el trabajo y preocupación del Municipio El Hatillo por la naturaleza, ya que esta no es utilizada como un simple adorno, realmente es reconocida como un ecosistema que afecta la vida en la zona, con su crecimiento y florecer puede cambiar como este es percibido y como se vive dentro de él.
Asimismo, cada foto tomada es la muestra de un momento inigualable de la unión de estas dos fuerzas que no puede ser replicada debido al crecimiento de las plantas o el recorte de estas por parte del ser humano.
Al concluir este arduo proyecto puedo decir que este es un ejemplo de cómo realmente es coexistir con la naturaleza al no tratarla simplemente por fines estéticos como muchas ciudades hacen, sino dejándola ser, protegiéndola y cuidándola sin intervenir del todo en su ciclo de vida, mientras se vive alrededor de ella.
Ensayo Fotográfico "Ramificaciones Impermanentes". Resultado de la Cátedra de Trabajo Final de Concentración de Producción Audiovisual. Escuela de Comunicación Social. Universidad Católica Andrés Bello. 2023.
